martes, 26 de febrero de 2013

Aventuras en el sur de África II



Bellas vistas de las Victoria

                                      Texto y fotos: Gerardo Rodriguez Muñoz

                                      Imágenes: Natalia Rodriguez Pardo

                                                           Cataratas Victoria (Zimbabue)

 Abandonamos la República de Sudáfrica para adentrarnos en las tierras de Botswana y Namibía y así continuar con nuestra ruta por el cono sur del continente; nuestra primera escala la hicimos en el parque de Chove (Botswana) toda una aventura la terrible carretera para acceder por la ciudad de Kasane (siete horas doscientos cincuenta Km, por algo será), y aunque aprovechamos la cercanía geográfica para hacer una escapada por las impresionantes Cataratas Victoria en el río Zambeze (Zimbabue) así sentimos un poco las sensaciones de Livingstone, es maravilloso el paisaje del desplome de agua.

                                                        Antílope sable (Hippotragus niger).

Una vez en Chobe, y tras un recorrido plagado de leones, tuvimos el encuentro del día protagonizado por un hermoso ejemplar de Sable con su poderosa cornamenta. Este prodigioso componente de la familia bóbidae esta en fuerte peligro de extinción debido a la ambición por su potente y peligrosa cornamenta, la misma que  le sirvió para ganarse un puesto entre los ganadores de la carrera evolutiva, que ahora le juega una mala pasada

                                                             Leonas en el Chobe NP

Elefantes en el Chobe NP



                                      Antilope de los pantanos-sitatunga (Tragelaphus spekii)

Dejamos atrás el escenario del Chobe para adentrarnos en los pantanos del delta del Okavango, el mayor delta interior del continente y cuyas agua llegan hasta el desierto del Kalajari, allí pasamos tres días en una embarcación de madera llamada ¨mocoro¨ junto con un guía indígena rodeados de elefantes, leones y sitatungas por mencionar algunos de los habitantes del lugar. Para que os imaginéis como es este paraíso estas imágenes las tomamos en la avioneta a la despedida.

                                              Vistas y vuelo del delta del Okavango

Como había que continuar pues hicimos los kilómetros que nos separaban del siguiente destino, el Etosa NP, en tierras namibias; este sitio es para mí un reino de colores únicos, un intenso dorado solar que no tiene envidia a las tierras del Massai-Mara. Como cabía esperar la naturaleza de Etosa fue prodiga en momentos inolvidables. Leones tumbados acechando a la presa, que fácilmente pudimos ser nosotros a juzgar por nuestra locura al grabar estas tomas apenas unos metros de ellos, leopardos que se acercaban a beber en la noche en las proximidades de los campamentos donde podían ser filmados, elefantes (Loxodonta africana) bebiendo en las escasas charcas del habitad, y aves con la elegancia del secretario (Sagittarius serpentarius) que podemos ver aquí en búsqueda de alguna culebra que llevarse a la boca.

                                                   El secretary bird (Sagittarius serpentarius)

Elefante en Etosa 



                                                          Elefante en Etosa NP (Namibia)



                                          
                                        Leopardo bebiendo en abrevadero de Etosa (Namibia)


Cebras (Equus grevyi)


                                                         León en la pradera de Etosa NP

León descansando.

Nos dolió abandonar estos sitios, pero pronto se hizo un nuestro ánimo más fuerte la promesa de futuros lugares que explorar y así llegamos a la ¨costa de los esqueletos¨conocida por este nombre por los muchos naufragios que esperan desaparecer en las olas del tiempo varados en su arena. Allí rodeados por la inmensidad o aturdidos por el gruñir de manadas marinas tuvimos el momento de reflexión para comprender la angustia que debieron pasar los náufragos abandonados en una costa y separados del interior por un desierto de centenares de kilómetros culminado por un macizo montañoso inhóspito, y todo ello plagado de leones de las arenas. Si alguna vez decidiera una ubicación para el infierno de Dante este sería uno de los más firmes candidatos, pero a su vez poseído de una belleza sin mesura- como dijo Yukio Mishima ¨no debe de ser condenado a la categoría de feo aquello que nos horroriza¨.

                                                             Colonia en Skeleton coats.
Ejemplo de dirección de orquesta

Antes de dejar estas inmensidades con que nos regaló la vista Namibia solo nos quedaba por visitar (aunque muchos lugares se quedaron en posibles y futuros viajes, y otros sean quedado en el tintero para futuros relatos más localizados en particularidades naturales) todo un clásico de estas latitudes-Sossusvlei. Rios de tinta y metros de películas sean puesto en los más diversos sitios sobre este paraje; así que para no cansaros valga con estas tomas de uno de sus más conocidos rincones.

                                                         Dead-vlei, Sossusvlei-Namibia

continuará......

                               

miércoles, 13 de febrero de 2013

Snow leopard (Panthera uncia)




                                             Irbis, los fantasmas de la montaña en la tradición local.

                        Leopardo de las nieves (Panthera uncia)            

En la casa de las nieves puede uno desvincularse de todo lo que tiene de moderno para sentir la última de las fronteras.

Se estaba preparando una buena....
Antes de abandonar el gran valle del Indo tuvimos la oportunidad de localizar tres buhos chicos, que vigilaban desde un robusto chopo todo cuanto pasaba ante sus  ojos. Los dejamos en su tarea y comenzamos a ascender los estrechos desfiladeros que nos conducían a las cercanía del Rumbak Kangri (4.900 msnm) fui albergando la impresión de alejarme del mundo que conocía para entrar en un lugar donde todavía existen conceptos como eternidad, silencio, y placidez. Acompañado por los integrantes de esta expedición (Cesar - ornitólogo, Luis - biólogo, Fernando - montañero/naturalista, Natalia-documentalista-naturalista, y el que suscribe Gerardo - naturalista) pronto nos vimos embargados por el espíritu de la montaña y su habitantes; si bien el objetivo declarado era la observación del Irbis en su hábitat natural todo aquello que pasaba ante nuestras retinas era motivo de entusiasmo, y así fuimos contemplando todo un mundo que se ofrecía ante nosotros. Unos kilómetros atrás habíamos abandonado las rocas plutónicas del batolito de Leh, y estábamos cruzando las series metamórficas que lo rodean, subiendo el cauce de montaña que nos conducía hacia la aldea de Rumbak en las laderas del Stok Kangri. El río había dejado de correr para convertirse en una blanca y sólida superficie que a partir de aquel día marcaría ,cual un reloj, las continuas idas y venidas que realizaríamos por aquel valle. Llegamos casi al atardecer al abrigo de la aldea donde seríamos alojados por nuestros anfitriones en sus casas de montaña, fue agradable compartir con ellos el que sería nuestro primer té y la alegre conversación que siguió al mismo.

                                                          Buhos chicos (Asio otus)

Empezamos pronto nuestro primer día en busca del Leopardo de las nieves, y decidimos acertádamente  que las cercanías de la aldea era un buen sitio; argumentando que este estaba lleno de barales y donde estaba la presa estaría el depredador, pronto comprendimos lo acertado de nuestra elección. En la confluencia del valle de Kharlung encontramos su heces que estaban todavía calientes y contenían restos vegetales como corresponde esperar de un felino que ingiere hierva, Luis las enterró en un intento de conseguir que volviese a marcar y así confirmar su presencia continuada en la zona. Bajamos el valle principal en búsqueda de nuevos rastros, infructuosamente, pero con continuos sobresaltos y agradables sorpresas. Así recuerdo cuando vi una figura que en primera instancia creí que era un felino en el interior de una grieta del estrecho, para mi decepción resultó ser un impresionante buho real de Bengala (Bubo bengalensis) que no está nada mal para los ornitólogos. En nuestros siguientes días continuamos la exploración de otras cuencas subsecuentes a la principal y sus empinados valles, Husing y Tarbung en los que fuimos atesorando diferentes encuentros con la fauna local.

Buho real de Bengala. (Bubo bengalensis )

Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus)
Encontrábamos a cada paso escenas que recordar; el Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) era un habitual en todos los pedregales y cielos de las montañas, junto con los bharales (Pseudois nayaur) que se habían convertido en nuestro cebo viviente para el gran fantasma del Himalaya. Este bello bóvido nos dio mucho juego pues en sus locas carreras por las laderas creímos, más de una vez, ver una persecución del ansiado leopardo; vayan aquí unas imágenes para este singular habitante de tan espectacular ecosistema.

Huellas de lobo.



                                                              Bharales (Pseudois nayaur)

Buitres del Himalaya (Gyps himalayensis) devorando los restos de un bharal llenaron el tiempo de una espera en el Husing que finalizó con una vuelta a casa rodeados por una tormenta de nieve que duraría toda la noche. A la mañana siguiente marchamos con la amenaza de una futura nevada hasta nuestro primer puesto; y tras una fría espera a diez y seis grados bajo cero decidimos dividirnos en dos grupos para realizar el trayecto hacia Tarbung, un primer grupo compuesto de tres miembros entre los que me hayaba  comenzábamos a descender cuando localizamos unas huellas de lobo (con todo probabilidad unos tres o más ejemplares) que confundimos en primer lugar con posibles ejemplares de nuestro ansiado felino. Nos lanzamos a una carrera descendiendo el valle azotados por el acicate de la posibilidad de avistamiento,y finalmente llegamos hasta Tarbung donde decidimos abandonar nuestra búsqueda, el regreso era largo y teníamos encima la tormenta que iba alcanzando cotas cada vez más bajas. Alcanzamos nuestro destino y descansamos al calor de la estufa en el hogar de aquella amable gente que  ha quedado para siempre en nuestro corazón. Empezábamos a estar preocupados, nuestro quinto día había concluido y continuábamos sin ver al fantasma, ¿sería verdad su sobrenombre?

                                                    Buitre del Himalaya (Gyps himalayensis)

Mapa de la zona.



                                     
Primeras vistas,en nuestro sexto día. 


                                     
continuamos maravillados.........

En asamblea solemne realizada la anterior noche decidimos comenzar nuestras esperas aún más temprano, si es que esto era posible, y allí estábamos como todas aquellas frías mañanas que habíamos pasado frente a la misma montaña. Luis decidió quedarse en el puesto para mirar mientras los demás intentábamos acceder al valle de Kharlung por una vía alternativa a la de la boca del mismo, al estar esta intransitable por el hielo, pesadamente alcanzamos la cuerda de la ladera izquierda y contemplamos para nuestro pesar que esta vertiente contenía hielo que haría aconsejable no continuar al no disponer del material necesario para seguir. Aprovechamos la altura tomada para mirar la ladera del Rumbak Kangri cuando vimos señales de Luis que nos indicaba que había visto nuestro objetivo en lo alto de la ladera de en frente, pasaron minutos interminables recorriendo cada rincón sin ningún resultado, decidimos volver al cauce del valle y nos pareció interminable los treinta minutos que tardamos en llegar a la altura de nuestro compañero. Allí recibimos la noticias que no queríamos escuchar; era un leopardo y había desaparecido entre las rocas, ¿que hacer? finalmente se impuso la cordura, si había estado allí era posible que continuase agazapado entre las rocas y eso nos daba la oportunidad de encontrarlo cuando tuviera que moverse. Pasó casi una hora hasta que surgió la primera voz de alarma, !ahí está! Aún pasó otra hora hasta que este aviso se convirtiera en la certeza de estar viéndolo y durante este tiempo dudas sobre la identidad de unas manchas que unos pensábamos eran rocas y otros habían visto moverse. Acertaron estos y todos ganamos uno de los grandes momentos de nuestra vida. Allí estaba magnífico ejemplar en lo alto de la roca. Fue pasando la euforia inicial y fueron pasando los minutos, cuando para nuestra sorpresa se convirtieron en dos y en tres leopardos y hasta cinco horas de inolvidables vivencias en las que pudimos contemplar una madre con sus hijos soleándose en aquellas crestas.

                                       Habíamos logrado ver al Irbis en su habitad.



       PD: Todo pasa, y estos emocionantes días en el Himalaya se fueron a formar parte de nuestros mejores recuerdos. Me queda agradecer a todos los componentes de la expedición estos días, y sobre todo a Natalia sin la cual nada hubiese sido lo mismo y nada tendríamos sin sus imágenes para hacer tangibles aquellos momentos.

Siempre atentos y en guardia para que nada se nos escape (fijaos que hasta el de los prismático tiene los ojos cerrados).

Monasterio de Leh